Sabíamos no decirnos nada, conservando en apariencia, una amistad consolidada. Sabíamos no exigirnos mucho, “Hola, ¿qué haces?, convidame un pucho que me tenes abandonada… Vos con tu mochila a cuestas, yo con la escusa perfecta para charlar de pavadas. Nos hizo un guiño San Telmo, un poco de humo en el medio y enloquecieron las miradas. Quiso el destino que esa noche hiciera frío y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído.. Y si el diablo se contenta con que dudes un instante. Vos y Yo, nuestras miserias y esta noche por delante amor..
¿Quién sabe?