18 de marzo de 2012

Sonreís y un berretín universal de momentos placenteros se presenta, desearía que pudiera perpetuar el instante en que tus dientes me ostentan. Bebo el whisky de tu lengua, y ahí nomás, con el alma copeteada te sostengo. Vaya a ser que en un segundo de ebriedad me secuestren los agentes del infierno. Me someto así, a tu entrega. Me rescata, me enloquecé y me sosiega. Ya no somos dos ahora, se fundieron nuestros fuegos en tu alcoba. En la base de la dieta del amor, mucha risa para que no nos duela nada. No hay vestigios de tragedia en tu colchón porque sobran, porque sobran carcajadas. Me somento así, a tu entrega. Me rescata, me enloquecé y me sosiega.